La llegada al Mirador de Ézaro dio algunos avisos de lo que será la pelea por malla roja de la Vuelta a España. La etapa de 176.4 kilómetros, que terminó con un difícil puerto de tercera categoría vio al francés Alexandre Geniez alzar los brazos en la meta y la pelea eterna entre Nairo Quintana y Chris Froome, a la cual se le añade a Esteban Chaves. Alberto Contador perdió 28 segundos con respecto al británico y 22 con respecto al colombiano del Movistar.
El ascenso no fue fácil. De los tres corredores de la fuga que empezaron a escalar las rampas de Mirador de Ézaro, únicamente Alexandre Geniez pudo mantener la ventaja. Los otros dos (Simon Pellaud y Pieter Serry) fueron cazados sin muchos inconvenientes por el pelotón principal que estuvo liderado por el equipo Movistar y precisamente fue Rubén Fernández, quien aprovechó para tomar ventaja y finalizar en la segunda posición de la etapa para convertirse así en el nuevo líder de la competencia.
Nairo, quien arribó en la sexta posición, perdió tiempo en la última rampa de ascenso. El colombiano se descolgó al final y llegó a seis segundos de Chris Froome, Esteban Chaves y Alejandro Valverde. "En esta llegada los tiempos son insignificantes, pero estoy sintiendo en las piernas los kilómetros del Tour", afirmó el boyacense tras su arribo a Dumbría.
La escapada inicial la formaron Smukulis (Katusha), Geniez (Francaise), Serry (Etixx), Pellaud (IAM), Cousin (Cofidis), Selig (Bora) y David Arroyo (Caja Rural). El grupo llegó en armonía al Alto de Lestaio (3ª categoría, 8,3 kilómetros al 5,3% de desnivel), donde el suizo Pellaud decidió romper el orden para marcharse en solitario dispuesto a alegrarse la vida en la Costa da Morte.
Una fuga permitida por el pelotón desde la salida en Marín, despedido junto a las playas resguardadas de las Rías Baixas con todos los honores por la Escuela Naval Militar de Marín, que celebra el 75 aniversario de su fundación. Pellaud, un valiente, se lo tomó en serio mientras aguantaba la persecución de sus antiguos compañeros de fuga. Por detrás solo el Sky mostraba interés en reducir diferencias. Con un retraso de 6 minutos la victoria se iba a gestionar delante. Otra cosa sería el duelo en la alta jerarquía.
El ciclista helvético solo vivió un espejismo. Pagó el desgaste y cedió en el Alto das Paxareiras (2ª, 9,3 kms al 5,4%), donde fue atrapado por Geniez y Serry. Tres contra todos y la ventaja menguando a pasos agigantados camino de la tortura final en el monte estrenado en 2012 por Purito Rodríguez, aquel día en duelo con Contador. Espectáculo y emoción hasta el final. Incertidumbre. La pared de Ézaro, cortita pero "imposible" dejó seco a Serry y obligó a retorcerse a los grandes. Aguantó Geniez, quien "solo oís gritos", a duras penas, pero con un puñado de segundos suficientes para volver a levantar los brazos en la Vuelta.
Se unió a la fiesta Rubén Fernández, un gregario paisano de Valverde con licencia para atacar al final una vez puestos a buen recaudo los líderes del equipo. Una arrancada que también le impulsaron los brazos al cielo. "Celebré el maillot rojo, toda una recompensa para mí. Me emociona ser el líder, pero tengo que seguir trabajando para Quintana y Valverde". Mientras tanto, que le quiten "lo bailao" a otra promesa de la "huerta" murciana".
Este martes se disputa la cuarta etapa entre Betanzos y San Andrés de Teixido, de 163,5 kilómetros, con final en el alto tras 11 kilómetros de ascenso al 4,8 de pendiente media.
Fuente:elespectador.com
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